Realmente,
¿eres responsable de tus actos? Una característica del ser humano
es, sin lugar a dudas; Insultar, herir, traicionar o abandonar. Por
lo tanto todos tenemos algún grado de violencia dentro de nosotros
mismos, esto lo vemos a diario. Sólo echa una mirada a las noticias
del día, en el camino a tu trabajo, escuela o a donde te dirijas,
con el tráfico de la ciudad y el manejo a la defensiva de la mayoría
de los automovilistas y que decir de la gran cantidad de personas
moviéndose apresuradamente de un lado a otro. Detente en la salida
de cualquier escuela, centro de trabajo, simplemente ve lo que sucede
a tu alrededor con tus vecinos y quizás hasta con tu familia. En
todos lados y en todo momento nos encontramos llenos de insultos,
heridas, traiciones y abandonos. Tal ves no salgan de uno mismo pero
los escuchamos a cada paso que damos. Pero el ser humano también
tiene una característica muy efectiva que es aprender de sus propias
experiencias y así lograr corregir lo que esta mal. Más abajo
encontrarás un audio que si lo escuchas hasta el final, te aseguro
que te ayudará.
Pero
antes, reflexiona con lo que nos dice Ricardo Benedetti.
Soy
el único responsable de mis actos.
Cada
gesto que realice,
cada
pensamiento que exprese,
cada
emoción que brote de mi, me pertenece.
Toda
actitud virtuosa que en mis adentros genere, al igual que cada acto
miserable que ejecute, es de mi exclusiva responsabilidad.
Actuó
como un espejo para los demás; tal es así que, sí me hieren,
golpean, mienten o matan no es hacia mi en realidad dirigida, esa
acción, sino al reflejo que vieron las personas de si mismas, en mí.
Nada
que reciba merecida o inmerecidamente es excusa para desligar la
responsabilidad a otro de todas y cada una de mis reacciones
posteriores.
Sí
cada golpe que intenten asestarme, cada traición que arrecie en mi
contra
cada
insulto o agresión que me dediquen o a cada abandono que vivencie a
nivel personal, les respondo hiriendo, agrediendo, traicionando o
abandonando entonces, estaré tomando como propia esa actitud y será
parte de mi existencia.
Cada
movimiento consciente o inconsciente que efectúe, cada estado de
quietud, espontáneo, o meditado que tome, provoca efectos en mi
entorno de los que soy responsable pues en mi nació la causa que los
generó.
Ahora
entiendo
que
cuando ofrezco amor, me estoy amando.
Cuando
suelto al entorno mi violencia, me estoy agrediendo.
Cuando
abandono algo o a alguien, me estoy alejando de mi.
Cuando
imparto dolor por cualquier causa, me estoy lastimando.
Cuando
brindo compasión, me estoy conteniendo afectivamente.
Y
cuando comprendo al otro, en sus aciertos y sus errores, me acepto
como soy, sin temor a mi verdadera identidad.
¿Eres
consciente de tus actos?
¿Te
atreves hacerte cargo de ti?
Piénsalo
es tu única responsabilidad
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